domingo, setiembre 23, 2007

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‘Y a todo aquél al que iba cortando (Zeus),

ordenaba a Apolo que le diera la vuelta al rostro
y a la mitad del cuello en el sentido del corte,
para que, al contemplar su seccionamiento,
el hombre fuera más moderado (…)
Una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada,
cada parte echaba de menos su mitad,
y se reunía con ella,
se rodeaban con sus brazos,
se abrazaban anhelando ser una,
morían por hambre y por su absoluta inactividad,
al no querer hacer nada los unos separados de los otros (…)

Estoy dispuesto a fundiros y a unir vuestras naturalezas en una,

de forma que siendo dos lleguéis a ser uno (…)

Que nadie obre contra él (Zeus) -pues obra contra él
cualquiera que se enemiste con los dioses -,
porque si nos hacemos amigos y reconciliamos con el dios,
descubriremos y nos encontraremos con nuestros amados correspondientes,
cosa que ahora logran sólo unos pocos.’

Platón

sábado, setiembre 22, 2007

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stick boy and match girl in love

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Stick Boy liked Match Girl,

He liked her a lot.
He liked her cute figure,
he thought she was hot.
But could a flame ever burn
for a match and a stick?
It did quite literally;
he burned up quick.

Tim Burton


martes, setiembre 18, 2007




mi vehículo es el cuerpo



Fito Páez no necesita otro disco para ser leyenda. Para quienes hemos vivido la letra y la melodía de sus canciones, Paez es una especie de Orfeo moderno. Ahora escucho 'Rodolfo' y me evoca escenas de vida, una tras otra. Parecen fábulas, fábulas increíbles. ‘Rodolfo’ continúa su misma línea estética, gnómica, lírica. No tiene nada novedoso, es cierto. Excepto porque es un Fito redivivo y sintiendo. Y eso es bueno para nosotros.
Alguna vez dijo un amigo, y lo repito nuevamente, que el cuerpo del poeta es patrimonio de su patria. Quizá no sean joyas de la historia de la música latinoamericana sus nuevas canciones (aunque muchas viejitas sí lo son). No importa, porque el Páez ha corporizado la música y de cada gesto suyo se desprende, como diría Spinetta, una canción. Sucede en todo. En la poesía, por ejemplo. Se tiende a dividir la obra de su autor, hecha, sin embargo, de fragmentos inseparables, como los órganos de un cuerpo; aun cuando se porfíe lo contrario y se quiera despojar de corazón o pulmones al demiurgo humano. Debemos seguir vivos para que las canciones también vivan. Y eso es lo que se quiere, finalmente.
Hablo de otro level. Un nivel en el que uno mismo es el vehículo.
Un amigo ecuatoriano, Ernesto Carrión, me recordó esta idea. Estábamos con un excelente pisco celebrando la poesía, leyendo poemas, tocando canciones en guitarra, ebrios, totalmente ebrios de ebriedad pero lúcidos, muy lúcidos. De un momento a otro dijo que se suicidaría (no en ese momento, obvio). Él abrazaba a Vanessa, su novia, una hermana que gusta de amores tortuosos y también de ser torturada. Ella no dijo nada. Ernesto lo dijo, pero percibí que con un poco de temor. Estábamos felices, pues. Pero lo dijo. Hermano, no sólo tú has tocado fondo, es fácil morir, difícil es seguir -respondí sin pensar, mientras arpegiaba las cuerdas.
No se cayó ni un segundo la conversa; seguimos hablando y cantando muchas cosas más.
Fito estuvo presente. Así como en otras tantas circunstancias. Recuerdo haber andado por las calles de Barranco con una botella de vino bajo el brazo, con una mademoiselle, ebrios, escribiendo versos de Martín Adán en las paredes de las casas. No lo recomiendo, pero tampoco me arrepiento. Hace poco nos volvimos a ver. Estaba igual. Me invitó una copa.
'Rodolfo', el último disco, es también su nombre de pila (Rodolfo Páez Ávalos), pero aún no podría decir hacia dónde nos llevará. Nos hemos enamorado en la Posada del ángel en Barranco escuchando un cover de Fito. Sin luces. Hemos sentido lentamente cómo su voz se desplazaba de la realidad de las tablas al mundo onírico de los besos. Hemos brindado con las muñecas entrecruzadas en las calles del Cuzco. En Truxillo en bares under. Siempre. Tengo dos canciones de Fito en mi reproductor. Creo que tú también. Creo que la poesía cambiará el giro de la tierra. Creo.





viernes, setiembre 14, 2007


Los pétalos colimaron
hacia adentro

Y así comenzó el derrotero

Hacia la llamarada de Poniente

El amanecer definitivo

De un anhelo idólatra

De la Luna

Y también del Beso




miércoles, setiembre 12, 2007





chicle cosmos



yo no voy a esperar el color
ya no se me dicta
busco el color
yo no voy a esperar el color
y mis perlas se alinearon
hoy
las señales desde el cosmos
van a entrar
van a estar aca
Javiera Mena



Hector, como siempre, tiene la culpa. Primero me hizo escuchar a Gepe, que inmediatamente pasó a formar parte de los autores de mi reproductor. Buen feel. Luego, en consecuencia, a Javiera Mena. No olvidar este nombre: Javiera Mena.
Hay una canción que me gusta mucho: Perlas. Hay otras igual de buenas: Al siguiente nivel (una especie de manifiesto entusiasta de los 'nuevos' latinoamericanos); luego está Esquemas juveniles (las más pop de todas); también Cámara lenta (una baladita ultra soft); y Yo no te pido la luna (reedición de la canción que hiciera popular Daniela Romo), entre otras.
Todas esas canciones las tengo en mi reproductor (entre muchísimas más). Me acompañan a todos lados. Por ejemplo, cuando voy a mis clases de maestría voy escuchando Al siguiente nivel (también La enfermedad de los ojos de Gepe). Yo no te pido la Luna me acompaña cuando enrumbo hacia mis clases de francés y oh sorpresa, me encuentro con mi linda profesora. Oui. No me cansa. En realidad todas sus canciones son buenas. Están bien editadas (en Japón) y se disfrutan mucho textura sobre textura.
Obsérvese que Javiera Mena y Daniela Romo tienen la misma cantidad de sílabas y las mismas vocales en el nombre. Yo no te pido la luna me recordó mis ocho años cuando comencé a sentir solaz con el pop. Recuerdo me fascinaba ver cantar a la Daniela. Tan linda ella. No me gustaban mucho sus canciones pero sí su cabello super largo y también sus piernas. Creo que estaba enamorado. Ahora que escucho a la Mena, encuentro otras lecturas en esa canción. ¡Es lo que uno espera escuchar de una mademoiselle!
¿Cómo llegué a Javiera? Bueno, hay una canción que se llama Sol de invierno (excelente) que canta con Gepe. Me gustó pero aún no sabía quién era Javiera. Héctor, ¿qué otro músico me recomiendas? -le pregunté por el msn-. Escucha a la Javiera Mena, pu -contestó en el acto.

Y eso hice. Ya me había aburrido un poco Lucybell. Se nota que en Santiago están en algodón. Gut.

http://www.myspace.com/javieramenamusica

lunes, setiembre 10, 2007





mi niña veneno en el jardín
de las baladas del recuerdo





"Candor estornudó
y purificó el mundo
con su universo bacterial"
Tilsa





Tilsa regresa ad aeternum. Ella y su universo bacterial. Nico, personaje de Efraín Wong, pertenece a su jardín. De algún modo, continúa la estética de sus últimos dibujos y el spleen de su poesía. Si supieras, Efraín. Pero te cuento.

Hace un tiempo, en la Feria del libro del Jockey Plaza, vi una especie de diario tipo 'carterita' (de esos que usan las niñitas coquetas) en la sección de Editorial Contracultura. Me pregunté qué hacía eso en una feria de libros. Me acerqué. El objeto me pareció cursi pero a la vez interesante. Entonces lo tomé y lo abrí... ¡Era un libro con dibujos y poemas de Tilsa Tsuchiya!

Me fascinó. La edición incluia algunas tarjetas y otras cosas simpáticas que no recuerdo bien, porque esa misma noche lo obsequié. Estaba por comprarme El concepto rosacruz del cosmos en el stand de los esotéricos, pero preferí ése porque pensé haría feliz a Vanessa (pseudonimus). Me pareció el regalo perfecto... Y bueno, pagué, la llamé y corrí presto hacia ella, feliz, con mi descubrimiento...

Le gustó harto (y a mí que le haya gustado); pero después de esa noche, por razones que algún día contaré, nunca más volví a ver a Vanessa. Tampoco la misma edición.

No sé si aún exista tal edición; es posible que se haya agotado. Igual, la buscaré (es una bonita pieza de colección).

Hoy, mientras repasaba tu página de ilustraciones, Efraín, recordé esa historia que creí olvidar. Me sentí arrobado por el ritmo de las líneas, los colores y los temas en cuestión. Por eso, quiero hacer aquí una apreciación de lo visto y percibido en tu trabajo. Primero, veo que tus dibujos tienen un rasgo particular que los diferencia de otros: claridad y sencillez. Eso los hace verse bien, siempre y cuando el tema esté bien definido. Me recordaron el último trabajo de Tilsa: Mi niña veneno en el país de las baladas del recuerdo.

Es posible que alguien suspicaz los perciba emparentados más con la obra del norteamericano Mark Ryden que con la obra de la peruana Tilsa. Es posible, tiene las cualidades. Pero hay una diferencia... ésta radicaría en el lirismo. Ryden no tiene poesía, es escéptico. Es muy bueno y muy extraño también, pero, bueno, igual... tiene un fuerte contenido simbológico y su técnica es excelente, pero le falta algo... ¿un día soleado, quizá? Quizá un toque de ese humor super sutil que se despercude de la melancolía, y que caracteriza tu trazo. De hecho, Nico y las nubes no pertenecen al mundo sicótico de Ryden, sino más bien al Jardín de las baladas del recuerdo de Tilsa.

Segundo: el mundo de Nico y las nubes tiene mucho que ver con otros autores, además de Ryden. Principalmente con Burton. Nico es Edward Scissorhands en su jardín de pinos; el señor Wonka en el jardín de su fábrica de chocolates; Víctor von Dort perdido en el cementerio de la novia cadáver; Stick Boy enamorado de Match Girl... todos ellos personajes de la mitología literaria del gran Tim Burton (pocos saben que el cineasta también es poeta y cuentista). Ah, y no olvidar la música, empezando por las canciones de la segunda etapa de Smashing hasta el dream de Mazzy y Stellastarr.

Y por último, la tendencia a fabular está presente. Llámese también mitologización.
Pocos de nuestra generación consideran relevante la interiorización. No obstante, los que sí, viajamos a la esencia de las cosas. Jung llamó a nuestro interior 'el inconsciente'. En consecuencia, meditar es explorarlo. Quizá no descubramos la piedra filosofal ni conquistemos la eternidad meditando, pero sí nos haremos más humanos. Jung, además, entendió que, para conocer mejor el alma, habría que conquistar el inconsciente. La compleja simbología que construyó el hombre antiguo era, para él, expresión del inconsciente. Tuvo el acierto de diferenciar y separar los arquetipos de los mitos. Finalmente explicó que habría que asumir los arquetipos para entender su significado profundo en el mundo de la realidad transitoria. Quizá por eso nos gusta tanto contemplar imágenes y símbolos, sentirnos emparentados con canciones o personajes de ficción. Vemos así que el mundo del arquetipo nos rodea. Se disfraza y así asegura su existencia in ilo tempore.
Y es que los arquetipos son la esencia, el alma del ser humano. Estuvieron en el sistema antes que el hombre y estarán incluso cuando haya teminado su ciclo. No perderíamos tiempo reflejando nimiedades como sueños de niño o fantasías de loco si no fuese por una razón poderosa: trascender, restituir y llenar el mundo con los objetivos de la especie. Tilsa Tsuchiya reveló esto en su pintura. Quien conoce su obra, entenderá con entusiasmo que es posible acrisolar los destinos. Seguramente lo sentirá aún más si ve en la obra de Tilsa la piedra angular del trabajo de muchos jóvenes contemporáneos con las mismas ideas (estética Emo) y también los mismos anhelos. Ella es más que un mito: es el demiurgo de nuestro bosque de baladas del recuerdo. Y es posible que Nico exista para acompañar a Candor en su País imaginario.



(escuchar también Mellon Collie and the infinite sadness)