viernes, octubre 08, 2010









azor*







No busques la verdad. Sígueme, tengo preparado para ti un manjar de leche y de miel. Ellos sin duda no entienden tus preocupaciones. Descansa en mi seno, tu hogar. Nadie logra nunca comprender el desierto, la ausencia de Dios. Pero tú sí, y por ello eres único, puro y agradecido como aquel noble guepardo.















Demasiados abismos, demasiado silencio para una ciudad que será arrasada apenas despunte el Gran Alba. Hay acertijos en el ojo de cada aguja, debajo de las mesas, en la penumbra de las calles. Tu voz se disolverá vacía, ininteligible, es verdad. Pero una lámpara azul brilla ahora en el cielo. Mírala, ve hacia ella; el viento hará de la noche una gran revolución.
















Una de las potestades divinas, un híbrido mezcla de saurio y homínido, regresa cada cierto tiempo a la memoria del hombre para representar un proceso, el final de un ciclo o un determinado salto cualitativo en la evolución de la especie. Es errante cosmogónico, menos que un cosmocrátor, el arquetipo del idealismo platónico, un átomo simiente sin nombre que lo nombre, originado por una voluntad de otro tiempo en otro espacio para cualificar el sueño de la galaxia.



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(*) Fragmentos de El vehículo de los príncipes. En librerías este viernes 15 de octubre. Presentación sábado 16 de octubre en la Casona San Marcos, en el marco del 1° Festival Latinoamericano de Poesía de Lima, que esta edición llevó en homenaje el título del primer poemario de Juan Ramirez Ruiz 'Un par de vueltas por la realidad'.

Por Editorial Casa Nuestra, que dirige Alberto Alarcón.






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