jueves, agosto 12, 2010









bored games/mosaico








Tengo el mensaje del crepúsculo grabado en mi memoria. Olvidaría todo sólo por dedicar mi tiempo a idolatrarte. Pero un rumor helado me cala los huesos, una nube de arena sepulta mi desierto cada noche. Debo tratar de iluminar este umbral, llenarlo con la sabiduría de los principios y los propósitos de la especie.

















Ayer, los destinos fueron trazados en lápidas de pergamino, y el viento barrió con ellos las calles de las ciudades de los ángeles. Nada vivo quedará sobre la tierra; las olas no encontrarán playa dónde morir. Tengo ya ciento veinte años y no se me ha permitido entrar a la tierra de la leche y de la miel. Israel no debe confiar más en mí; soy peligroso para ellos, y ellos para mí.

















En mis últimos peregrinajes he sentido la desolación. Un príncipe me ha encontrado. Un surco en mi alma espera que acepte sus designios. Mi tez palidece, mis labios, mis ojos. A mis hijos les ofrezco la oportunidad de ser inmortales y quizá por ello también crueles. No sé si los condeno o libero como su más alto juez haciéndoles creer que han sido elegidos. Mi mente está cansada. Las noches, obscuros recintos de lo incognoscible, guardan el secreto de mi desazón: el incierto destino de mi nación, el orgullo de mi estirpe... del pecado de matar he nacido yo… ¡Yo, Israel!








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