martes, junio 08, 2010












poema encontrado*











Nada se ha perdido en el mundo
todo sigue ahí pero en otra parte;
hace miles de años todo es lo mismo




















son detalles insignificantes
los que cambian.





















Es de noche y duerme el mar.





















Las escasas partículas de luz
se acumulan sobre los muebles
al igual que los ruidos que entraron por la ventana.





















Los poemas que escribo mientras duermes
no te despertarán
esta vez escribiré poquito
y a media voz
porque verte durmiendo
es la imagen más dulce que recuerde
estás como haciéndole una reverencia
a cada una de las constelaciones que pasan.





















Los sacrificios no sirven de nada
si no se fingen.





















Luego de terminar la biografía
me acordé de ese detalle
que cambia el sentido
de todo lo absolutamente escrito.





















El mundo cada vez me importa menos
mi mente se aleja de él
y yo la sigo a tropezones.





















Vuelvo atrás para ver lo que no pude.





















La pandilla se juntaba a medianoche
vestían de negro y usaban aros
les gustaba planear cada detalle
y salían a golpear puertas.





















Esos niños no me creían que también era niño
y que tenía alas como ellos
y que al dormir mi casa también se dormía.






















Los amigos se encontraban
los que serían enamorados se reconocían
pero los que íbamos a morir
no sufríamos porque sólo recordábamos
lo que en la próxima vida era el futuro.





















Es monstruoso todo lo que en sueños
fue blanco y negro.





















Hablaba en plural cuando sentía miedo
en voz alta y sin mirar ningún espejo
me sobaba los dedos e intentaba pensar
en algo insólito y absurdo como el sexo.





















Cuando este día termine
seré definitivamente otra persona.





















Estoy escribiendo por escribir
junto a mí hay un montón de libros
los hojeo buscando alguna imagen
algún verso que me anime a seguir con el lápiz en la mano.





















Tengo sueño,
se me caen los párpados.






















Estoy llorando en mil pedazos.







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(*) De Héctor Hernándes Montecinos. Santiago, 24 de diciembre de 2009.










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