nana knesovich*

I

Quedas prohibida de escribir, hablar, decir
De expresarte como eres, como sientes, como quisiste ser siempre
Queda vetado el deseo y la pasión,
Las inmundas perversiones en tu esfera de sombra
Quedas sin boca ni ojos, sin tacto ni sexo
Quedas sin ti.

II

Hagamos de lo nuestro
Un pacto
Te ofrezco todo mientras dure
Mientras los decibeles nos aturdan
O la soledad nos aturda
Te ofrezco este instante
Condensado el aire
detenido el aliento
Un pacto de lujuria y violencia
Que dure lo que dura una pompa de jabón
Recorramos la dicha
Como el sol, hasta su muerte
El pacto se rompe al ocaso
Huyamos con la tarde.

III

Si me ves, sonreiré.
Mantendré oculto en el sobaco, el dolor que me fatiga.
Y así, el durazno sangrante rodará por la calzada
De la vida
Curtiéndose la piel, ya no tersa
Ni bruñida.

IV

Te pienso y apareces frente a mí,
como un holograma tibio y sonriente.

Te toco y me conmueven tus ojos fijos
llenos de amor,
entonces se mojan un poco los míos,
tal vez al no entender tanta belleza.

Mi corazón se abre como un capullo floreciente,
luego se borra mi holograma y entristezco
desespero y hallo otra forma de traerte a mi lado: cierro los ojos y te dibujo,
te dibujo con mis labios, besándote con cuidado para ser fiel a tus formas,
llenando de besos el espacio cóncavo y triste donde espero aparezcas tú
y termino.

THE OCEAN BLUE-ballerina out of control

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V

Estoy orgullosa,
he dibujado tu cuerpo con mi boca,
moldeando tu rostro con un golpecito de lengua y con un beso sonoro tus pómulos y párpados

Chupé un poquín para dar vida a tus largos dedos,
y para la curva de tu espalda procedí a morder,
y luego cavé con la lengua un caminito
que transporte mi beso por toda tu espalda...

Me vi tentada a usar las manos,
pero no,
debías ser todo besos,
así cuando despertaras serías todo amor.

Ya no sé si lo soñé dormida o despierta,
o si en una noche mágica se hizo realidad,
solo sé que abriste los ojos y había sólo amor en tu mirar.

VI

Y en el nido de las horas, cárcel remota
de una sonrisa que apenas se recuerda,
deambuló
entre pavimento y smogg
pensando,
¿huir?,
¿incendiar las vísceras y el corazón?
enterrar los restos,
arrojar las cenizas al mar
¡destrozar las cartas, hacer añicos todo recuerdo!

VI

En la cama
siempre vacía
desde el día aquél
el espacio fue ocupado con otro cuerpo
con otro aliento el ambiente,
con flores y fluidos ajenos
y accedió la tibieza de su sexo a otra boca
sus depresiones y montes a la voracidad de otra lengua.






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(*) De Natalia Navarro.

Ocean Blue - Vanity Fair

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