jueves, abril 22, 2010










cunning linguist









No tengamos temor a la fuerza interior. El animal humano exige salir, exteriorizarse, manifestarse en medio de la naturaleza, adoptar la forma que le corresponde, la del hombre.

El animal humano es una energía dorada, sutil, en oposición a la energía del Sol. Demasiado tiempo permaneció coercida por el gigantesco poder del miedo y la ignorancia, que es obscuro y bizantino. El hombre no avanzará en sentido ascendente en la escala de la evolución hasta que los grilletes de la política errática del mundo se desvanezcan como un mal sueño.

El animal humano aún no manifiesta su Máxima: hacer de la expontaneidad un vehículo de evolución, transformar al cuerpo en una máquina de asimilar luz.











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