¡Ustedes son los locos… porque no han podido ni podrán ver ni entender la cordura!, dijo antes de morir el condenado. Los dioses iniciaron la beligerancia. Una lóbrega noche, la humanidad ofrendó la sangre de los rezagados espíritus lucíferos en honor al nuevo orden instituido.
publicadas por CÉSAR CASTILLO GARCÍA a la/s
8:47 p. m.
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