abarajamenlabañera

Las pocas veces que recibo un mensaje de 'el pervertidito' (*), me pongo a pensar con muchísima lástima en lo poco que hacemos quienes podemos hacer algo por transformar el alma de quienes lo necesitan. Cómo sería el mundo si los que se dan el lujo de perder su tiempo elaborando opiniones ociosas, egoístas y torpes pudiesen hacerlas con el neocortex, en el estadio piagetiano ulterior, el de las operaciones formales, en el grado que mejor pudieran. No siento cólera, de verdad, 'pervertidito', por favor no insistas. Actualmente el tiempo vale más que la moneda, te informo. Imagino que conoces a muchos escritores, sobre todo a Luchito Hernández, porque lo citas tan bien que me asustaste. Por cierto, tú eres uno de sus personajes, 'El apolo azul'. Te recomiendo una lectura, ¿te parece?, seré tu profesor ahora: 'De profundis', de Oscar Wilde. Lo más probable es que no conozcas esa obra, caso contrario no gastarías tu tiempo redactando, obviamente, con falta de tino. Te reitero, olvídate ya de perder tu tiempo: los helados no son eternos. Este mensaje es una muestra de consideración, tómalo así. Pero la próxima vez que irrumpas anónimamente, te voy a localizar vía GPS, y ten la certeza de que te voy a encontrar. Y te quitaré, sin mucho esfuerzo, los dos caninos de tu dentadura. No me provoques. No. Se me ocurrió vestir un collar con tus dientes como alhaja en un próximo recital. Sería una gran performance: inolvidable, en especial para ti. Puedo ser un villano si me provocan. No me provoques, otra vez. Si te considerase un peligro contra mi integridad, ya hubiese procedido hoy.

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(*) Así se hace llamar.