domingo, junio 22, 2008







Dejemos fluir en una página
La sensación de la esfera que vuelve a ser nada












Que el diálogo resultante entre nuestros corazones
Sea la secuencia de palabras que dejan de ser mensajes dentro de los dedos










Palpitaciones o intermitencias
Perturbaciones o recuerdos intensos





El corazón no entiende de dictaduras y sometimientos

Somos la suprema consciencia de lo que nos habla en silencio

¿Qué soñamos sino la bestial naturaleza de Dios?

El horizonte deshace las velas
Los botes
Las aves que llegan
A escuchar de su boca los prodigios

.
.
Este lugar nos da tanto de sí que no podríamos dejar de sentir
Ni de querer
Si al final hemos de nacer para cuidar de Ella
.
.
.
.
Sagrada sea la carne y la punta que sangra
La secuencia de los pétalos que componen
Gota a gota
La parábola del amor
.
.

Las vidas caen del sol e integran la inefable muralla que divide su luz

Cada gota de luz es mar
Giro
(El Sol no se oculta)
Un lugar
El rumor de la arena llega trémulo hasta aquí
A sólo un paso de la eternidad.

De Los nombres del agua (Trux., 2005)

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