lunes, mayo 14, 2007










Wilhelm Reich e Iggy Pop, el mito de Géminis









Imaginemos que podemos cambiar la historia. Digamos que tal prodigio existe desde que el Dr. Wells develó al mundo su magnífico invento, una máquina para rebobinar el tiempo.






















En ese contexto, un grupo secreto de intelectuales llamados la FSR (Fede Santa Restituida), secundados por Cohn-Bendit, representante de un grupo de estudiantes revoltosos, deliberan sobre quién debía guiar la última revolución.
















Nadie mejor que Wilhelm Reich, sentenció un poseído iluminado. La sala de conferencias del PCF (Partido Comunista Francés) estalló en aplausos.








Es mayo del año 1968 y nada hace sospechar que, en el background, el azar juega una carta determinante. Ya en París, Wilhelm Reich se encuentra con Iggy Pop. Guiados por la fortuna, coincidieron en un barrio marginal en el norte de la ciudad. Inquieto por explicar su visión teórica, Reich acudió a un bar clandestino, seguramente atraído por una considerable cantidad de energía orgónica reunida.


















En el corredor al dance hall, meditaba sobre cómo frenar los impulsos tanáticos del mundo. Abstraído, olfateaba posibles especímenes para sus experimentos, mientras en el escenario, Iggy Pop, astro del tánatos, ejecutaba la última performance de la noche. Vestía sólo una narizona color rosa y tenía el cuerpo untado en margarina.

























La luz intermitente de las cortadoras, el aroma a resudación genital y la desvergüenza delirante del músico aturdieron momentáneamente al sabio. En ese momento, Pop se lanzó sobre el auditorio resbalándose hacia quien, con ojos líbidos y sumidos en un recóndito deleite intelectual, recibe la caída de un ángel desnudo.






















Esa noche Cástor Pop y Pólux Reich determinaron iniciar la revolución.




















L'encyclopédie française se refiere al hecho del modo siguiente: “La revolución sexual. Mayo de 1968, Universidad La Sorbona. Gracias a la máquina del tiempo creada por el doctor Wells, se pudo retroceder diez años en el pasado y traer al Divino Maestro Reich, quien, tras definir el camino de la revolución, instauró un orden imperial donde los impulsos del orgón en el corazón fueron la Única Ley.




















Se coronó como emperador del mundo y gobernó durante diez años. En ese período la humanidad evolucionó al estado actual, después de diez mil años de inercia. Tanto tiempo erró el hombre dando tumbos cada cierto tiempo y la respuesta siempre había estado en el orgón. Obviamente, Reich no claudicó. Sir Newton no lo habría imaginado en su tiempo.























La filosofía encontró solaz en la cicuta. Los aedas siguieron el ejemplo de Platón transformando en una gran pira toda la poesía escrita. Lennon no tuvo otra salida que deponer sus armas y abandonar la Casa Blanca. Cayó la democracia victoriana lennonista dándose lugar a una burguesía orgástica. Todas las universidades del mundo, desde entonces, celebran el Día G en honor al Divino Maestro Reich.

Pop, de no haber dejado los vicios, las drogas y las mujeres, no se habría convertido al cristianismo. Murió tras haber encabezado una escaramuza en contra del Divino Maestro.

Moisés tenía razón, ya la gente no escucha la palabra de Dios



0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal