introducción a tres versiones del tiempo

La primera canción que escuché el día después de tu velorio, mientras escribía la moción de la mañana, fue ‘Dreams’ de Fleetwood Mac en una presentación en vivo. La perfomance data de 1980. Recuerdo bien ese año, era el gobierno de Belaúnde y comenzó con la muerte de John Lennon; sí, lo vi en los diarios. Las imágenes evocaron la imagen que formé de ti: de la melodía naciste, te nombré y tu voz era como una melodía escrita. Ahora se desliza/realiza: Dreams, en la voz de Steve Nicks.

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A los 19 conocí una niña rubia de 16, virginal, sensible. No era la tonta niña rubia de los cuentos clásicos socialistas; hubo poesía entre nos, we were like hippies of nineties y escuchábamos el rock alternativo de las radios (no había otra alternativa). Escogimos el amor al odio in a world that makes us choose between love and hate. Escogimos el amor, sex pistols y nirvana. Nuestra rebeldía era poesía. La poesía la ilusión de crear nuestra verdad, otras realidades, por su naturaleza animal y humana la verdad y la belleza totales.